La visita
Se acuerda claramente de su nombre,
y deja que se pierda su mirada,
me observa, muy sonriente, allí sentada,
pensando "No conozco yo a este hombre"
Y estando ya segura en casi nada
yo sé que esa mujer aún es mi madre,
por mucho que la vida le descuadre,
y tenga que vivir desconcertada.
Y coge felizmente su cuchara
y ataca su bombón de chocolate,
y el tiempo por un rato se nos para,
y cuento sin pensarlo un disparate,
da igual que no se acuerde de mi cara
acudo para que ella me rescate
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