lunes, octubre 26, 2020

La cárcel que viene

 En esta nueva cárcel que prometen

no quiero arder sin ti tras mis barrotes,

prefiero que me den cincuenta azotes

y luego que tus brazos me sujeten.

Por muchos aislamientos que decreten

no estemos naufragados en islotes,

cojamos por los remos nuestros botes

y hagamos que los lazos nos aprieten.

Dejemos que las penas, compartidas

se tornen en un baile de disfraces,

las celdas donde internen nuestras vidas

se llenen de perséidicas fugaces,

y en tanto no nos muestren las salidas,

tan solo te suplique que me abraces.