viernes, febrero 14, 2020

Tú, que sabes acelerarme el pulso,
tú, que me apaciguas siendo placebo,
tú, que me haces saborear el cebo
tú, que cuando faltas todo es insulso.

Tú, que desarticulas mis impulsos,
tú, que me instruyes por caminos nuevos,
tú, que me perdonas lo que te debo,
tú, que sosiegas mi lado convulso.

Tú, que miras desde el escaparate
pero te escondes detrás del cristal.
Tú, que le pones precio a tu rescate
pero te opones al pago final.
Tú, tan capaz de cualquier disparate,
Tú, que domesticas mi instinto animal