Cuando la cabra tira al monte

Por muy gélidos que fueran los días
siempre encaminábamos nuestros pies,
ya por senderos, ya campo a través,
enlazados por nuestras manos frías.

Aunque nos menguaran las energías
el espíritu de cabra montés
nos empujaba al perfil montañés
en cada zancada que se ascendía.

En aquellos pasajeros instantes
no percibías que importara nada
abajo se quedaba lo importante
y siempre estaba allí a nuestra llegada
pero ejercías de anticongelante
con cada chispa de tus carcajadas