El día de los inmortales
Era mi padre uno de esos señores
que iba siempre con chaqueta y corbata
desde los treinta con pelo de plata
y afincado en los antiguos valores.
Uno de los mejores narradores
de anécdotas de una época ingrata
de los que enfatizan cuando relatan
y encantan a sus interlocutores.
Un hombre amistoso y extrovertido,
se mataba por hacer un favor.
Políticamente comprometido,
muy familiar y buen trabajador.
Se marchó tranquilo sin hacer ruido
dejando el hueco de un gran soñador
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