Taller de reparaciones
Caminó deprisa calle abajo, protegiendo entre sus brazos la bolsita de papel. El taller estaba en la esquina.
- Buenas - dijo.
- Buenas tardes, ¿que desea?- respondió el mecánico, rascándose la coronilla.
- Verá, le traigo esto, me lo han roto y quisiera repararlo - explicó, sacándo de la bolsa su corazón resquebrajado.
El técnico lo observó detenidamente, deteniéndose en cada una de las heridas.
- Esto no va a estar para hoy ¿eh? Ni para mañana. Esto tengo que pedir las piezas y... ufff ... Déjemelo, y ya le llamaré.
- Pues que fastidio.