La vida
¡Qué cortos son los hilos de la vida
que alcanzan para apenas un hilván!
Aquel que pretendía urdir un plan
se afana en la costura de su herida.
Nos brinda una existencia descosida
con hebras que tiritan como un flan,
en tanto que ella brinda con champán
y alardes de niñata consentida.
Se jacta de olvidar nuestro futuro
por mucho que choquemos contra un muro
sin casco ni chalecos antibalas.
Nos lleva de la mano al paredón
cantando una fatídica canción
que vamos a aprendernos por las malas.