El admirador (un boceto desestimado del poember del día 18)
No te haces ni la más ligera idea
del modo y de lo mucho que me importas,
te miro sin parar horas absortas,
espiando sin dejar que se me vea.
Vigilo cada día tu tarea,
y sé de que manera te comportas,
me encanta con el mimo que soportas
que yo te considere Dulcinea.
Has puesto cuatro o cinco vigilantes,
que son en esta historia mis gigantes
y no molinos que remueva el viento.
Si tengo que ponerte solo un pero,
sería, con lo mucho que te quiero,
esa orden de implacable alejamiento.
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