Lola
Me esperas, contenida e impaciente,
mirándome con ansia e interés,
me lames colocándote el arnés
y mueves tu rabito inexistente.
Caminas a mi lado alegremente,
y hueles algo cada dos por tres,
ajustas tus andares a mis pies,
y ríes con la lengua entre los dientes.
El mismo ritual cada salida,
la misma distinguida acompañante,
que salta alrededor agradecida,
tan llena de alegría en el semblante.
Llegaste por sorpresa hasta mi vida
y nunca te pensé tan importante.
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