Muñeca rusa
Aquella preciosa muñeca rusa
no guardaba otras muñecas por dentro
pero sí un gran corazón en el centro,
unos centímetros bajo su blusa.
A menudo se sentía confusa
después de nuestros primeros encuentros
más era el desmesurado epicentro
de un terremoto contra mis excusas
Casi nunca hacía frío a su lado
si en mi piel se deslizaban sus manos
Ella nunca tenía demasiado
y requería esfuerzos sobrehumanos
los inviernos a su vera postrado
se tornaban calurosos veranos
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