Futuros
Comprábamos futuros de diseño
copiados sin rubor de la prehistoria
y, anclados a las puertas de la gloria,
cantábamos el réquiem por un sueño.
El mundo, cada día más pequeño,
seguía en su manía giratoria
y, a veces, desatábamos la euforia
si hallaban un planeta aún sin dueño.
Debajo de raudales de residuos
y varias toneladas de basura
yacía el cuerpo inerte de un anciano.
En medio de millares de individuos
hallaba indiferente sepultura
el último que supo ser humano.