La muerte me visita

 La muerte me visita a cada rato,

me guiña con romántica premura, 

me abraza cuando yo me muestro esquivo

y espera su momento con paciencia.

Si piensan que tal vez me hago el estrecho,

no quiero una pareja compartida;

la muerte tiene muchos prometidos

y yo no estoy dispuesto a ser el otro.

Si no encontré un amor de carne y fémur

tampoco es que me rinda a sus encantos,

y no voy a morir por estar solo

porque eso es justamente lo que quiere.

Si acaso aceptaré cena con velas,

un poco de champán con un anillo,

promesas de un profundo amor eterno

y el voto de ser fiel toda la vida.

No quiero que me alaben ni me adoren,

ni muestren pleitesía u obediencia;

no vean en mis actos sacrificio,

yo salvo a los humanos por amor.