He perdido la cabeza
Ya no sé si mi cabeza
sigue encima de mis hombros;
no, no está, cogió el camino
sin rubor ni despedida.
Si la veis, dadle recuerdos
y decidle que la extraño.
Ojalá sea feliz
donde quiera que se esconda,
ladrando a los perros
soplando a las nubes,
viajando al futuro,
zanjando problemas,
soñando en colores,
volando sin alas,
jugando sin prisas
y hablando a las plantas.
Sed amables y amistosos,
que, en el fondo es buena chica;
ha sabido, al fin y al cabo,
ser más lúcida que yo.
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