Distancias
Lo mismo que me esquivas, lo mismo yo me alejo,
tu párpado curioso se cierra sin respuesta,
las tibias tentaciones cautivas en tu boca
serán agua pasada que nunca he de beber.
Me quedo a medio instante del roce de tus dedos,
mi lengua no amanece lamiendo tus latidos,
no pulso los botones lascivos de tu carne
ni dejo que me atrapen susurros de tu voz.
No sigo los caminos hambrientos de tus muslos
ni espero que los abras saciándome la sed,
y aunque arda por vaciarme perdido en tus infiernos
no voy a ser cautivo del pozo de tu nada.
Por eso, si hay un hálito capaz de dar un paso
y hacer que las miradas nos besen en las ganas,
daremos un portazo sin años y sin prisas
vertiendo mis anhelos en ese exiguo cuerpo.
Así que ya lo sabes: el tímido centímetro
que atroz y despiadado divide nuestras vidas
es átomo del ínfimo volar de tu suspiro
que espera ilusionado que salves las distancias.
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