miércoles, septiembre 21, 2011

El camino


El camino

El mundo era entonces muy distinto de cómo lo conocéis ahora. Es mucho lo que ese danés loco dio a la humanidad, pero nos robó el camino.

Todo empezó cuando Lars Olsen, profesor de Física Cuántica en la Universidad de Copenhague, consiguió agitar las moléculas de una tostada con mantequilla y tele transportarla desde la mesa de la cocina al escritorio de su laboratorio. En realidad, y como se sabría mucho después, Olsen no había sido el primero en descubrir que combinando determinada frecuencia de onda en un campo magnético las moléculas de un cuerpo vibraban hasta transformar su masa en energía, que era fácilmente conductible a través de simple fibra óptica, todo ello, con un gasto de energía inferior al de la tostadora que había dorado su pan. Y su descubrimiento habría acabado igualmente en el fondo de cualquier cajón de no ser por un cúmulo de circunstancias, por el crimen imperfecto de unos maquiavélicos y anónimos titiriteros que hasta entonces habían movido todos los invisibles hilos de la humanidad.
La semilla que había germinado en Islandia durante la crisis de 2010 y que se extendía en España con el movimiento “Democracia Real Ya” jugó una mala pasada en el Parlamento danés. En las elecciones de 2011, la corriente de indignados se aglutinó en un partido político nuevo, cercano ideológicamente a los verdes alemanes, pero sin la fuerza del mismo. El Partido Liberal de Dinamarca se presentaba en coalición con los socialdemócratas con la intención de plantar cara a la alianza entre los partidos Populares. Los sondeos pronosticaban una lucha muy igualada entre ambos grupos. Tras los comicios de octubre, la distribución del Folketing era realmente sorprendente. 89 escaños para la coalición de izquierdas, 89 escaños para la coalición popular y un escaño para el representante del nuevo partido “Green Angry”, Jesper Niels Olsen. Olsen se negó rotundamente a dar su voto a ninguna de las dos coaliciones, produciéndose un bloqueo histórico. Como quiera que los dos partidos mayoritarios consideraban imposible investir presidente al candidato rival, ambas fuerzas políticas hicieron lo impensable: votar masivamente a Olsen el cual, con un solo escaño, fue investido Presidente del Gobierno de Dinamarca.
Jesper Niels Olsen era un abogado activista en favor de los derechos humanos y fue acogido con recelo en el Congreso Europeo. Sus ideas progresistas fueron siempre tomadas como una agresión hacia la clase política y nunca tenidas en cuenta.
Cuando su hermano Lars le mostró su hallazgo, algo crujió en los engranajes de la Tierra. El descubrimiento de un medio de transporte independiente del petróleo, barato y accesible era posiblemente el acontecimiento más importante en la historia de la raza humana desde la rueda o el fuego.
Jesper Niels Olsen no dudó en hacer público el hallazgo de su hermano ante el asombro y el recelo del mundo. Recibió críticas en su país y en la comunidad internacional, dirigidas sobre todo a las falsas expectativas que podía crear en la población y al impacto que podría tener sobre el precio del barril de petróleo. Fue objeto de amenazas y atentados terroristas y, a pesar de todo, no cejó en su empeño. Puso a su hermano Lars al frente de una comisión encargada del estudio de la tele transportación y le dio medios y plenos poderes para sus experimentos. En diciembre de 2012, Dinamarca presentó al mundo el primer prototipo de cámara tele transportadora. Si bien suscitó ampliamente el interés de la comunidad científica, los gobiernos presentaron su rechazo rotundo al uso del nuevo medio de transporte.
Fue en 2013 cuando realmente el mundo se reinventó a sí mismo. Cuando Lars Olsen fue propuesto para el Nobel de Física por su hallazgo, primero Jordan Foster, de Estados Unidos, y luego Hermann Rienenberger, de Alemania, Mizito Yamasuta, de Japón  y Boris Livtschenko de Rusia declararon haber realizado experimentos similares a los largo de la última década, y haber vendido las patentes a multinacionales petroleras. Jordan Foster fue asesinado en público de un disparo durante una rueda de prensa y los otros 3 científicos pidieron asilo político en Dinamarca donde fueron estrechamente protegidos, a la vez que pasaron a formar parte del grupo de trabajo de Lars Olsen.
Cuando en enero de 2014 Herbert Boehner, Secretario de Estado para la Energía de la administración de Obama, reconoció públicamente que el Gobierno de los Estados Unidos era conocedor desde 1998 de los fundamentos teóricos necesarios para la tele transportación, y otros colegas suyos en otros países secundaron la confesión, ampliándolas a otros campos como los de la salud, con el conocimiento explícito de remedios efectivos y no comercializados contra cáncer, SIDA y otras enfermedades, se inició un alud de revueltas populares masivas que concluyó con el derrocamiento de la mayoría de los Gobiernos del mundo occidental.
Para aquel entonces, Dinamarca ya había comercializado distintos modelos de cabinas tele transportadoras. Las había individuales, familiares y colectivas. Específicas para carga de mercancías y para transportes a larga distancia.
En 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró la Energía Patrimonio de la Humanidad, de modo que se impedía expresamente la monopolización de cualquier fuente de energía.
A finales de la década de los 30, prácticamente cada hogar del mundo civilizado tenía una cabina tele transportadora. Las había en los comercios, en los colegios, hospitales y la totalidad de organismos públicos. El comercio internacional era fluido y los precios se redujeron notablemente, desapareciendo progresivamente la crisis. Así mismo, el tercer mundo experimentó una fase de desarrollo exponencial hasta equipararse con el resto del mundo occidental, ya que ahora era tremendamente fácil paliar el hambre, las enfermedades, y fomentar el desarrollo tecnológico.
Fue un gran descubrimiento la tele transportación. Sin embargo, no todo fue positivo. Las calles poco a poco se fueron vaciando de gente, ya que no necesitaban caminar para desplazarse. Dejaron de ser necesarios los escaparates, ya que nadie iba a deambular observándolos. Aumentó la obesidad de la población. El ritmo frenético de vida que ahora permitía más actividades, ya que se podía disponer del tiempo que antiguamente se empleaba en los desplazamientos, hacía que cada vez hubiera menos tiempo para nada. Aumentó el estrés y las enfermedades cardiovasculares por el sedentarismo.
También se producían accidentes. La única limitación a la que se veía sometida esta técnica era no poder someterse a una nueva transportación hasta pasados 5 minutos de la anterior. La vibración molecular no cesaba por completo hasta pasados 180 segundos y, de no esperar el periodo de reposo, los escáneres de la cabina no podían digitalizar adecuadamente una materia que aún seguía vibrando.  Esto ocasionaba daños de distinta gravedad por la falta de continuidad en los tejidos humanos, tales como hemorragias internas, desconexiones neuronales, paraplejia…. Se equipó a las cabinas con sensores de vibración que detectaban si un viajero aún no había terminado el reposo y bloqueaban el proceso hasta un margen de seguridad de 5 minutos. Estos eran obligados en las cabinas de uso público. Pero allá donde hay un hardware, hay un cracker capaz de romper el software que lo maneja. Muchos, en sus cabinas domésticas, instalaban un “parche” que les permitía poner su vida en peligro para ganar dos minutos.
Desde mi punto de vista, el peor favor que nos hizo Olsen fue robarnos el camino. Recuerdo con nostalgia el animado paseo hasta el instituto, bromeando con los compañeros y siguiendo disimuladamente al amor eterno de turno. Los regresos a casa de mis padres en verano, con las ventanillas abiertas en la carretera, el viento golpeándome en la cara y la luna llena acompañándome. La sensación de haber vuelto a casa cuando al girar en la curva de Torregorda, el poniente me lanzaba toneladas de sal diluidas en la humedad del aire, ese aroma a escollera de piedra ostionera, a playa, a mar, a Cádiz. Las travesías a pie entre Algeciras y Tarifa por el mero placer de hacer ejercicio y admirar el paisaje. La vuelta a casa después del trabajo que servía para liberar las tensiones acumuladas de la jornada y abrazar con la mente limpia a mi familia. Todo ello había desaparecido. La espera, la paciencia, la meditación, la reflexión… Se las había llevado un mundo frenético en el que era más importante el “estar” que el “ir”.  “Estar” sin esfuerzo, sin sudor, sin molestias. Pero lo antes posible.
Yo ya estoy viejo y cansado para esta vida. Pero sigo caminando. Al fin y al cabo, sin el camino, la vida no sería más que el fugaz tránsito entre el nacimiento y la muerte. La distancia más corta entre dos puntos. Y yo, amigos, tengo aún muchos pasos que dar. ¿Me acompañan?