El camino
El camino
El mundo era entonces muy distinto de cómo lo
conocéis ahora. Es mucho lo que ese danés loco dio a la humanidad, pero nos
robó el camino.
Todo empezó cuando Lars Olsen, profesor de Física
Cuántica en la Universidad de Copenhague, consiguió agitar las moléculas de una
tostada con mantequilla y tele transportarla desde la mesa de la cocina al
escritorio de su laboratorio. En realidad, y como se sabría mucho después,
Olsen no había sido el primero en descubrir que combinando determinada frecuencia
de onda en un campo magnético las moléculas de un cuerpo vibraban hasta
transformar su masa en energía, que era fácilmente conductible a través de
simple fibra óptica, todo ello, con un gasto de energía inferior al de la
tostadora que había dorado su pan. Y su descubrimiento habría acabado
igualmente en el fondo de cualquier cajón de no ser por un cúmulo de
circunstancias, por el crimen imperfecto de unos maquiavélicos y anónimos
titiriteros que hasta entonces habían movido todos los invisibles hilos de la
humanidad.
La semilla que había germinado en Islandia durante
la crisis de 2010 y que se extendía en España con el movimiento “Democracia
Real Ya” jugó una mala pasada en el Parlamento danés. En las elecciones de 2011,
la corriente de indignados se aglutinó en un partido político nuevo, cercano
ideológicamente a los verdes alemanes, pero sin la fuerza del mismo. El Partido
Liberal de Dinamarca se presentaba en coalición con los socialdemócratas con la
intención de plantar cara a la alianza entre los partidos Populares. Los
sondeos pronosticaban una lucha muy igualada entre ambos grupos. Tras los
comicios de octubre, la distribución del Folketing era realmente sorprendente.
89 escaños para la coalición de izquierdas, 89 escaños para la coalición
popular y un escaño para el representante del nuevo partido “Green Angry”,
Jesper Niels Olsen. Olsen se negó rotundamente a dar su voto a ninguna de las
dos coaliciones, produciéndose un bloqueo histórico. Como quiera que los dos
partidos mayoritarios consideraban imposible investir presidente al candidato
rival, ambas fuerzas políticas hicieron lo impensable: votar masivamente a
Olsen el cual, con un solo escaño, fue investido Presidente del Gobierno de
Dinamarca.
Jesper Niels Olsen era un abogado activista en favor
de los derechos humanos y fue acogido con recelo en el Congreso Europeo. Sus
ideas progresistas fueron siempre tomadas como una agresión hacia la clase
política y nunca tenidas en cuenta.
Cuando su hermano Lars le mostró su hallazgo, algo
crujió en los engranajes de la Tierra. El descubrimiento de un medio de
transporte independiente del petróleo, barato y accesible era posiblemente el
acontecimiento más importante en la historia de la raza humana desde la rueda o
el fuego.
Jesper Niels Olsen no dudó en hacer público el
hallazgo de su hermano ante el asombro y el recelo del mundo. Recibió críticas
en su país y en la comunidad internacional, dirigidas sobre todo a las falsas
expectativas que podía crear en la población y al impacto que podría tener
sobre el precio del barril de petróleo. Fue objeto de amenazas y atentados
terroristas y, a pesar de todo, no cejó en su empeño. Puso a su hermano Lars al
frente de una comisión encargada del estudio de la tele transportación y le dio
medios y plenos poderes para sus experimentos. En diciembre de 2012, Dinamarca
presentó al mundo el primer prototipo de cámara tele transportadora. Si bien
suscitó ampliamente el interés de la comunidad científica, los gobiernos
presentaron su rechazo rotundo al uso del nuevo medio de transporte.
Fue en 2013 cuando realmente el mundo se reinventó a
sí mismo. Cuando Lars Olsen fue propuesto para el Nobel de Física por su
hallazgo, primero Jordan Foster, de Estados Unidos, y luego Hermann
Rienenberger, de Alemania, Mizito Yamasuta, de Japón y Boris Livtschenko de Rusia declararon haber
realizado experimentos similares a los largo de la última década, y haber
vendido las patentes a multinacionales petroleras. Jordan Foster fue asesinado
en público de un disparo durante una rueda de prensa y los otros 3 científicos
pidieron asilo político en Dinamarca donde fueron estrechamente protegidos, a
la vez que pasaron a formar parte del grupo de trabajo de Lars Olsen.
Cuando en enero de 2014 Herbert Boehner, Secretario
de Estado para la Energía de la administración de Obama, reconoció públicamente
que el Gobierno de los Estados Unidos era conocedor desde 1998 de los
fundamentos teóricos necesarios para la tele transportación, y otros colegas
suyos en otros países secundaron la confesión, ampliándolas a otros campos como
los de la salud, con el conocimiento explícito de remedios efectivos y no
comercializados contra cáncer, SIDA y otras enfermedades, se inició un alud de
revueltas populares masivas que concluyó con el derrocamiento de la mayoría de
los Gobiernos del mundo occidental.
Para aquel entonces, Dinamarca ya había
comercializado distintos modelos de cabinas tele transportadoras. Las había
individuales, familiares y colectivas. Específicas para carga de mercancías y para
transportes a larga distancia.
En 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas
declaró la Energía Patrimonio de la Humanidad, de modo que se impedía
expresamente la monopolización de cualquier fuente de energía.
A finales de la década de los 30, prácticamente cada
hogar del mundo civilizado tenía una cabina tele transportadora. Las había en
los comercios, en los colegios, hospitales y la totalidad de organismos
públicos. El comercio internacional era fluido y los precios se redujeron
notablemente, desapareciendo progresivamente la crisis. Así mismo, el tercer
mundo experimentó una fase de desarrollo exponencial hasta equipararse con el
resto del mundo occidental, ya que ahora era tremendamente fácil paliar el
hambre, las enfermedades, y fomentar el desarrollo tecnológico.
Fue un gran descubrimiento la tele transportación.
Sin embargo, no todo fue positivo. Las calles poco a poco se fueron vaciando de
gente, ya que no necesitaban caminar para desplazarse. Dejaron de ser
necesarios los escaparates, ya que nadie iba a deambular observándolos. Aumentó
la obesidad de la población. El ritmo frenético de vida que ahora permitía más
actividades, ya que se podía disponer del tiempo que antiguamente se empleaba
en los desplazamientos, hacía que cada vez hubiera menos tiempo para nada.
Aumentó el estrés y las enfermedades cardiovasculares por el sedentarismo.
También se producían accidentes. La única limitación
a la que se veía sometida esta técnica era no poder someterse a una nueva
transportación hasta pasados 5 minutos de la anterior. La vibración molecular
no cesaba por completo hasta pasados 180 segundos y, de no esperar el periodo
de reposo, los escáneres de la cabina no podían digitalizar adecuadamente una
materia que aún seguía vibrando. Esto
ocasionaba daños de distinta gravedad por la falta de continuidad en los
tejidos humanos, tales como hemorragias internas, desconexiones neuronales,
paraplejia…. Se equipó a las cabinas con sensores de vibración que detectaban
si un viajero aún no había terminado el reposo y bloqueaban el proceso hasta un
margen de seguridad de 5 minutos. Estos eran obligados en las cabinas de uso
público. Pero allá donde hay un hardware, hay un cracker capaz de romper el
software que lo maneja. Muchos, en sus cabinas domésticas, instalaban un
“parche” que les permitía poner su vida en peligro para ganar dos minutos.
Desde mi punto de vista, el peor favor que nos hizo
Olsen fue robarnos el camino. Recuerdo con nostalgia el animado paseo hasta el
instituto, bromeando con los compañeros y siguiendo disimuladamente al amor
eterno de turno. Los regresos a casa de mis padres en verano, con las ventanillas
abiertas en la carretera, el viento golpeándome en la cara y la luna llena
acompañándome. La sensación de haber vuelto a casa cuando al girar en la curva
de Torregorda, el poniente me lanzaba toneladas de sal diluidas en la humedad
del aire, ese aroma a escollera de piedra ostionera, a playa, a mar, a Cádiz.
Las travesías a pie entre Algeciras y Tarifa por el mero placer de hacer
ejercicio y admirar el paisaje. La vuelta a casa después del trabajo que servía
para liberar las tensiones acumuladas de la jornada y abrazar con la mente
limpia a mi familia. Todo ello había desaparecido. La espera, la paciencia, la
meditación, la reflexión… Se las había llevado un mundo frenético en el que era
más importante el “estar” que el “ir”.
“Estar” sin esfuerzo, sin sudor, sin molestias. Pero lo antes posible.
Yo ya estoy viejo y cansado para esta vida. Pero
sigo caminando. Al fin y al cabo, sin el camino, la vida no sería más que el
fugaz tránsito entre el nacimiento y la muerte. La distancia más corta entre
dos puntos. Y yo, amigos, tengo aún muchos pasos que dar. ¿Me acompañan?